MI PRIMER MICRORRELATO
Una nave espacial es mi primer microrrelato que trata de un niño y su deseo por tener una nave espacial para un fin especifico que los adultos no pueden entender.
Ganó el primer puesto en el concurso Micro nave de Sweek, una comunidad donde los escritores pueden compartir sus historias y los lectores disfrutarlas de forma gratuita, con la posibilidad de crear un intercambio sobre la experiencia de ambos.
Si bien iba a estar incluido en la antología Micros 2018, el libro nunca llegó a publicarse.
A continuación, pueden disfrutar del cuento. ¡Los invito a dejar sus comentarios una vez hayan terminado!
Pasen y lean.
UNA NAVE ESPACIAL
Tomás era pequeño, pero más inteligente que los demás, por eso, en su quinto cumpleaños, pidió como regalo una nave espacial. Todos rieron al instante, y lo miraron con ternura. «¡Qué inocente criatura!», pensaron, «sueña con la galaxia explorar».
Cuando le llegaron los regalos lo invadió la decepción: un transbordador de plástico, un cohete y un videojuego del espacio; ninguno de ellos lo podía ayudar, así que él mismo decidió construir su propia nave espacial.
Tomó las fotografías de un perro y un hombre, unas cajas de cartón, un rollo de cinta, y papel aluminio que parecía metal. Puso las cosas en el jardín y las unió unas con otras, luego pegó las fotografías en su interior para que fueran como ventanas por las cuales mirar. Se sentó allí y abrazó sus piernas, y esperó a que la noche le diera un toque especial. No era un objeto lo que quería, más bien un viaje y una reunión, deseaba con ansias a alguien visitar.
Tomás tenía los pies sobre la tierra, a diferencia de los demás. No buscaba juguetes ni diversiones, eso ya tenía a montones, y seguro conseguiría muchos más. Él no quería una nave para descubrir planetas, conocer las estrellas u otras vidas encontrar. Él quería visitar a alguna vieja mascota o algún abuelo, a cualquier ser querido que estuviera en el cielo, y hasta quizás un poco más allá.
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